Leonel Fernandez Reina es el presidente más respetado en los últimos tiempos en la República Dominica y el mundo, admirado por las grandes transformaciones que hizo a nuestro país, en el cuatrienio del 1996 – 2000, Las oficinas públicas, los hospitales, los mercados, la infraestructura del país, cambio por completo y sentíamos una gran presidente, que en los desastres naturales, siempre estuvo como un padre para los Dominicanos. Dejando a los dominicanos el deseo de volver al verlo gobernar.
«Mide el progreso por la cantidad de elevados y túneles que se construyen más que por la suma de felicidad esparcida»
El presidente con una extraordinaria energía y su gran capacidad de trabajo construyo la imagen del hombre fuerte que el ciudadano dominicano anhelaba en el fondo de su ser, aprovechando esta virtud en el año 2004 llega a la presidencia con popularidad alta. «Estábamos mejor con él» fue un slogan que nos hizo entender que volvería el progreso esas cosas pequeñas que lo hicieron grande. Pero ahora en el 2011, no vemos a un presidente activo, que le duela nuestro país, se preocupó por traer la paz a honduras, y llevar esperanzas a Haiti.
Leonel Impone su presencia en virtud de un magnetismo, todos quieren tenerlo a lado y una sugerencia del Presidente es un halago para cualquier dominicano, vemos en las noticias, denuncias de corrupción, despilfarro entre otras cosas y no veo al presidente del 1996 y del 2004, al que orgullosamente se le decía, Ahí va el presidente, el mejor presidente.
El congreso para el progreso hasta el momento no ha emitido alguna medida que haga que los dominicanos salgan a celebrar a las calles así como lo hacemos cuando gana el Licey, Las Águilas o El Escogido, es como si estuviéramos desamparados, nosotros los dominicanos vemos el presidente en busca de liderazgo y él tiene que asumir esa responsabilidad. Fernandez
Es como si viéramos en él un sentimiento ególatra, esa extraordinaria necesidad de adulación y propagación de su nombre reflejan una exigencia latente en el fondo de su ser, también trasluce como la vanidad y adulación se utiliza en política, con las vallas del destino, los dos millones de firma. Es como si solamente se amara así mismo desmesuradamente.
Los sufrimientos y las miserias del pueblo no le provocan reacciones en el orden sentimental, mide el progreso por la cantidad de elevados y túneles que se construyen más que por la suma de felicidad esparcida, es como si sintiera un profundo desprecio por el pueblo dominicano, ve el pueblo como una masa mendigante y agradecida mediante la cual legitimar su dominación política.
En 1996, cuando Leonel, gano, se gozó mucho, se bailó mucho, porque había alegría, porque era un triunfo hecho, pero ahora el pueblo parece que tiene luto. Quiero como dominicano ver en este último año al presidente que conocí, al presidente alegre, al presidente preocupado por la nación, al presidente que dijo que la delincuencia no pasara, ni la corrupción.
Proverbios 15:22 «Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; Mas en la multitud de consejeros se afirman.» Nuestro escudo cita el libro de Juan 8:32 “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”
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