Cualquier predicación buena principia con un estudio cuidadoso de las Escrituras, el estudio devocional del predicador. Vamos a repasar los pasos de un buen estudio bíblico. I . OBSERVAR las Escrituras.
Hay que leer el pasaje varias veces hasta que conozca bien el contenido. Tiene que conocerlo suficientemente para explicar lo que sucede. Así, uno encuentra los versículos que resumen una enseñanza central.
Hay otras actividades que ayudan a entender su pasaje, como; Tomar notas a la par de su lectura; hacer marcas en su Biblia; buscar palabras clave; buscar el significado de las palabras no claras; buscar referencias a otros pasajes, y preguntar: «¿Hay otros pasajes semejantes?»
II. I NTERPRETAR el pasaje.
Estudie el significado de las palabras individuales y cómo las usaba la gente en aquel tiempo. ¿Cuál era la intención del autor en decir esto? Explique el pasaje según el contexto histórico y cultural. ¿Cuál era la situación cuando el autor escribió? ¿Cuál era su propósito en escribir? Estudie las relaciones gramaticales. Estudie el contexto y cuál es el propósito del libro. Reconozca las formas literarias (como figuras, poesía, etc.) y cómo interpretarlas.
III. APLICAR la enseñanza a su propia vida
Hay ciertas preguntas que nos ayudan para hacer posible la aplicación de un pasaje: ¿Hay un mandamiento que obedecer? ¿Hay un ejemplo que imitar?
¿Hay un desafío para mí? ¿Hay un pecado que evitar? ¿Hay una promesa en que confiar? ¿Hay una advertencia para mí?
Descubra los verdaderos principios del pasaje que deben cambiar su comportamiento o pensamiento. Las aplicaciones que sacamos dependen de una sana interpretación que toma en cuenta la forma en que Dios trataba a la gente de la antigüedad, cuando ocurrieron los eventos. Haga la pregunta: ¿Puedo aplicar directamente este principio, o solamente en forma indirecta? Una aplicación directa es una enseñanza dirigida al lector con el propósito de cambiar su vida. La lección cabe dentro de su cultura y forma de vida. (Ejemplo: Juan 20:31). Una aplicación indirecta relata un incidente o evento en la vida de otras personas y queda con el lector averiguar.
El proceso de aplicación para el predicador es un poco diferente que solamente un estudio personal. El predicador tiene que pensar en su propia persona y luego en sus oyentes y darles aplicaciones que penetren a cada uno. Entonces, parte de su estudio debe responder a la pregunta: ¿en qué condición están los oyentes? Hay que pensar en quiénes son los oyentes y cómo aplicar la lección a cada uno.
Seamos fieles a Dios estudiando y aplicando su palabra a nuestras vidas antes de predicar y/o enseñar a otros,
Israel Valenzuela
Director General de israelvalenzuela.com


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