Por: Romeo Escalante
La fabricación de ídolos hizo que la gente dejara de adorar a Dios.
Los ídolos no tienen vida, y nunca la tendrán. Como son obra de hombres y mujeres, pronto Dios los hará desaparecer. Pongamos otro ejemplo: Un padre, afligido por la muerte de su joven hijo, manda a hacer una imagen del hijo muerto. Después adora a esa imagen y pide a la familia que también la adore.
De esta manera, lo que antes era un cadáver, se convierte en un dios. Después de mucho tiempo, esa mala costumbre se hace ley, y todos tienen que cumplirla. Las estatuas de los gobernantes también son adoradas, porque ellos mismos hacen que la gente las adore. Además, los que viven lejos hacen una imagen parecida al rey porque no pueden adorarlo personalmente. De esa manera adoran a la imagen como si el rey estuviera presente.
El artista, movido por su ambición, hace que los que no conocen al rey, también lo adoren. Por su deseo de agradar al rey, el artista se esmera en hacerle una imagen más hermosa de lo que el rey es. Así la gente termina por considerar dioses a los que antes sólo tenía por hombres.
Esto se convirtió en trampa para muchos, porque les dieron a la madera y a la piedra la adoración que sólo merece el Dios verdadero. No contentos con su error de adorar a dioses falsos, su ignorancia los lleva a participar en violentas guerras en nombre de la paz. Además, ofrecen en sacrificio a los niños, y practican cultos extraños con mucho sexo y borrachera.
La vida tiene poco precio y no se respeta el matrimonio; se matan a traición unos a otros, y son infieles a sus esposas. Todo es confusión, muerte y asesinato, infidelidad, engaño mentira.
Nadie sabe qué es bueno y qué es malo; nadie agradece los favores, ni se preocupan por los demás. Son inmorales y perversos sexuales, y así destruyen sus propias familias. El culto a esos ídolos horribles es el origen, la causa y el fin de todo mal.
Los que adoran a los ídolos celebran fiestas alocadas, anuncian noticias falsas, practican la
Injusticia y hacen juramentos falsos.
Como confían en ídolos muertos, piensan que juraren falso no les traerá ningún mal. Pero serán condenados, por no reconocer al Dios verdadero, y por despreciar lo más sagrados con sus falsos juramentos.
Los ídolos no castigan; (no tienen poder para hacerlo) Pero Dios no dejará sin castigo a los que practican la maldad.
Deja una respuesta