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CÓMO Solucionar los Conflictos en la Iglesia.

Ldo. Marcelo Laffite.      

Tanto por nuestras debilidades e imperfecciones, como por las de nuestros hermanos, en toda iglesia surgen conflictos que afectan la comunión. En tales circunstancias, el enemigo aprovecha para crear resentimientos, malos entendidos, celos, divisiones y enemistades (Gálatas 5:20) y, de este modo, destruir la armonía entre los hermanos.

Dios, que es luz (1ª Juan 1:5,7), quiere que andemos en luz y que tengamos comunión unos con los otros. Por eso, cuando surge algún conflicto, Él siempre nos guía hacia la solución mediante la confesión, el perdón, la reconciliación, la comprensión y la misericordia.

Debemos poner atención y obedecer cuidadosamente los mandamientos del Señor en cada caso, en cada tipo de conflicto. Dios es más sabio que nosotros, y debemos confiar en que lo que nos dice es perfecto. Si obedecemos sus precisas indicaciones, los conflictos quedarán solucionados.

Veamos distintas situaciones de conflicto.

Si realmente quiere aprovechar estos consejos, lea cada versículo indicado. Sin ello, esto pierde todo sentido.

a) Examinemos qué ocurre cuando pecamos. Suceden tres cosas:

1. Nuestro pecado se vuelve un estorbo para nuestra conciencia. El Espíritu se contrista, se entristece en nosotros. Esto provoca que perdamos el gozo y la paz. Se desata un conflicto, una turbación interior (Efesios 4:30).

2. Nuestro pecado se convierte en un estorbo para nuestra comunión con Dios. El pecado es una ofensa contra el Señor. Dios es santo y nadie que no esté debidamente limpio puede tener comunión con Él (Isaías 59:2).

3. Nuestro pecado constituye un estorbo para la comunión con nuestros hermanos. Si pecamos contra algún hermano, la comunión con él se corta, o en el mejor de los casos se afecta.

b) Examinemos ahora qué ocurre cuando NO confesamos nuestros pecados

1. Comenzamos a practicar el fingimiento y la simulación ante los hermanos. Aparentamos estar bien pero, en realidad, estamos mal. Y Dios aborrece la hipocresía. En Grecia, a los actores les llamaban hipócritas (1ª Juan 1, 6,8).

2. Nos estancamos espiritualmente. Se detiene todo proceso de progreso espiritual.

3. Se agrava nuestro conflicto interior. Se desata dentro nuestro una gran turbación, pérdida de la paz, intranquilidad, depresión e incluso trastornos físicos. Todo como consecuencia de nuestra lucha interior por no confesar el pecado (Proverbios 29:13).

4. Corremos el riesgo de naufragar en la fe. La fe se puede guardar, se puede mantener viva, cuando hay una limpia conciencia. Si no mantenemos limpia la conciencia, a la larga, perdemos la fe (1ª Timoteo 1:18-19; 3:8-10).

5. Podemos enfermarnos, e incluso Dios puede decretar nuestra muerte.

(1ª Corintios 11:27-30; Hechos 5:1-11).

 c) La confesión de nuestros pecados; el camino correcto.

 1. La confesión debe ser clara y total. Confesar no es pedir perdón a la ligera. No debe ser hecha a medias, ni incluir justificativos. No es decir: “Si en algo te ofendí, perdóname”. Eso no es una confesión, según Dios. Confesar es decir con nuestra boca lo que se ha hecho y llamarlo pecado: “Yo me quedé con dinero que era suyo y vengo a asumir mi responsabilidad”. Tampoco se debe debilitar la confesión explicando que “no hubo mala intención”. Nuestra confesión debe ser franca y sincera: admitir lisa y llanamente nuestra responsabilidad.

2. La confesión debe ser hecha con humildad, tristeza y arrepentimiento. Tan grave como sea el pecado debe ser nuestra humillación, nuestra vergüenza, nuestro dolor y nuestro reconocimiento. Nuestro quebrantamiento no puede ser superficial y pasajero, sino que debe producir un verdadero arrepentimiento y corrección para no hacerlo más (Proverbios 28:13).

3. La confesión debe ser hecha con restitución cuando ésta sea necesaria y posible.  Debemos devolver lo robado, pagar lo retenido, reparar el daño causado, devolver el honor quitado a alguien por la calumnia, aclarar la mentira y asumir con responsabilidad las consecuencias de nuestro pecado (Lucas 19:8; Romanos 13:7-8; Levítico 6:2-5).

4. La confesión debe ser hecha sin demora.

Hay varios versículos bíblicos que hablan de tiempo, de no demorar. “Mientras callé se envejecieron mis huesos…” (Salmo 32:3). “No se ponga el sol sobre nuestro enojo” (Efesios 4:26). El consejo del Señor apunta a decirnos que no amontonemos pecados, que no dejemos la confesión para más adelante.

5. La confesión debe ser hecha sin reproches ni resentimientos contra otros. Debemos confesar lo nuestro sin “echar en cara” el pecado de nuestro prójimo.

Muchas veces, cuando se desata un conflicto, es posible que haya pecado por ambas partes. Pero nuestra responsabilidad es confesar humildemente nuestra parte y perdonar a nuestro hermano. Si no perdonamos, no seremos perdonados (Mateo 6:12, 14,-15).

6. La confesión debe ser hecha cubriendo el área de ofensa. Como regla general, tenemos que confesar ante quienes hemos ofendido. Debemos dirigirnos a la persona, grupo o congregación contra quien hemos pecado y hacer confesión delante de ellos. Pero también haremos extensiva la confesión a aquellos que hayan sido testigos de nuestro pecado. Eso es cubrir todo el área de ofensa.

7. Debemos confesar nuestras faltas los unos a los otros   (Santiago 5:16; 1ª Juan 1:7)Aún cuando cuando nuestro pecado no haya sido cometido contra los hermanos, sino que tenga que ver con nuestra vida privada, necesitamos abrir nuestro corazón y confesar a los hermanos nuestras faltas. Esto duele, pero es muy sano espiritualmente.

Hay dos razones para hacerlo: Por un lado, necesitamos andar en luz con nuestros hermanos para poder tener verdadera comunión. Eso implica no encubrir áreas privadas de la vida ni dar lugar al fingimiento.

Por otro lado, cuando pecamos, precisamos no sólo perdón, sino también liberación, orientación, consejo, ayuda y apertura, y eso podemos hallarlo entre los hermanos.

Fuente: Periodico Uno

Una respuesta a “CÓMO Solucionar los Conflictos en la Iglesia.”

  1. Es algo super sierto, esta es una de las cosas que estas satanas usando hoy dia, y toma Los mas debil en la fe ohhhhhh Dios ten companion de tu novia

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