Muchos consideran que un pastor no se deprime, no sabiendo que los pastores encaran un montón de problemas sociales, económicos, emocionales, familiares de otras personas que parecen ser muchos para ser solucionado por solo hombre.
El ministerio pastoral si uno lo conoce bien no es tan fácil, recibe ataque de satanás, presión de la sociedad, de algunos grupos de la iglesia que dominan las finanzas, de otros que tiene influencia en los débiles y de los que quieren pastorear desde el banco.
El pastor oculta sus dolores y frustraciones, lo vez alegre, pero muchas veces dentro de sí una tristeza al no ser es escuchado, tiene enemigos gratis por querer ayudar. Hace a miembros fuertes que al final le dan la espalda, visita casas, hospitales, funerarias, cárceles, psicólogo, consultor y hasta debe saber marcas de vehículos. Cuando está predicando trata de utilizar su lenguaje, en muchas ocasiones usa el pulpito para corregir y desahogarse, pues cuando quiere quitarse el traje de pastor y ser el mismo para hablar libremente con alguien en privado, tiende a ser grabado o mal interpretado.
«Los pastores aunque son ministros de Dios no dejan de ser seres humanos, tambien sufren las mismas necesidades como todas» .
El pastor se siente bien cuando es saludado y se le da una palabra de afirmación, o de apoyo. No puede considerase simple vanidad. Los pastores, a veces están desilusionados, amenazados, rodeados de desleales y conspiradores, sube a su pulpito o se junta con algunas personas, esas que le aman y les apoyan, esa gente le hace reír y le devuelve paz, una paz que le niegan los contrarios que están en la iglesia.
Hay estadísticas sobre la cantidad de pastores que enfrentan problemas como la depresión, el agotamiento físico y mental. Más del 70% se sienten solos, sin amigos en quien confiar, sin un grupo de apoyo donde abrir su corazón.
Por último, la Biblia nos relata el caso de un personaje heroico, capaz de hacer milagros inimaginables aún para nuestros tiempos el cual gozaba de una comunión con Dios de aquellas que sorprenden hasta a los más incrédulos, me refiero a Elías. Pero aún él sufrió una depresión aguda a tal grado que deseó morirse: “Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres” (1ª Reyes 19:4)
Nuestros pastores y pastoras merecen un cuidado pastoral genuino, sistemático, de calidad, ¿por qué? porque los líderes espirituales necesitan más que cualquier otro líder “cuidado integral”. Necesitan acompañamiento, no critica; mentoría, no burla; cobertura, no aislamiento; comprensión, no ironía.
Asediado por la proliferación de los contrarios, por el fuego de los que no hacen nada, de los que se fueron y siguen hablando de su forma de pastorear, los ataques de los antiguos colaboradores, por eso muchos se ven obligados a recurrir al suicidio.
Espero tus comentarios.
Pastor Israel Valenzuela
Iglesia Cristiana Ciudad del Rey
Santiago, República Dominicana
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