El Fuego de Dios nos purifica:
Malaquías 3:2 ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.
Hebreos 12:29 porque nuestro Dios es fuego consumidor. Consumidor: del griego «katanalisko» que significa «consumir absolutamente». Sus fuego nos limpia de todo lo que a él no le agrada (celos, envidias, mentiras, rivalidad)
Él destruye lo que no le glorifica. Cuando venimos a su presencia él se encarga de purificarnos. Jeremías 23:29 ¿No es mi palabra como fuego–declara el SEÑOR– y como martillo que despedaza la roca? El nos confronta con su palabra. Nos purifica con sus palabras. Nos perfecciona.
El Fuego de Dios consume a nuestros enemigos
Deuteronomio 9:3 Pero tú, entiende bien hoy que el Señor tu Dios avanzará al frente de ti, y que los destruirá como un fuego consumidor y los someterá a tu poder. Tú los expulsarás y los aniquilarás en seguida, tal como el Señor te lo ha prometido. (NVI) Salmo 97:3 El fuego va delante de él y consume a los adversarios que lo rodean.
El Fuego de Dios nos protege
Zacarías 2:5 «Y yo seré para ella»–declara el SEÑOR– «una muralla de fuego en derredor, y gloria seré en medio de ella.» (LBLA) Nos protege de nosotros mismos, del pecado.