Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oido- res, engañándoos a vosotros mismos. —Santiago 1:22
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. —1 Corintios 6:9, 10
Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. —Efesios 5:6
Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. —1 Juan 3:7, 8a
Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. —Gálatas 6:3
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. —Gálatas 6:7
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