“Y la paz de Dios que sobre pasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros entendimientos en Cristo Jesús” Filipenses 4:7
Hay lo que se llama “el almohadón de la mar”. Debajo de la superficie que es agitada por las tormentas y llevada de un lado para otro por los vientos, hay una parte de mar que nunca es perturbada. Cuando rastreamos el fondo y sacamos los residuos de la vida animal y vegetal, encontramos que muestran señales de no haber sido agitadas lo mas mínimo durante centenares y miles de años. La paz de Dios es aquella calma eterna que como el almohadón de la mar, se encuentra demasiado profunda para poder ser alcanzada por cualquier aflicción y perturbación, y el que entra en la presencia de Dios, se convierte en un participante de aquella paz apacible que jamás puede perturbarse.
Dr. A. T. Pierson