
Los pastores (sea Apostol, Profeta, Evangelista) y los sacerdotes son seres humanos como otro cualquiera, un cristiano y catolico común, con la sola diferencia de que tiene un llamado especial de Dios”.
Cuando se piensa en la figura del pastor o sacerdote, es posible que en la mente de muchas personas fluyan ideas de que éste es un “superhombre”, dotado de grandes poderes, o que es incapaz de tener las mismas necesidades y carencias que cualquier ser humano pueda presentar, lo que hace posible que en reiterados momentos se pase por alto la atención y el espacio que como ser humano un pastor y sacerdote necesita.
«Cuando se piensa en la figura del pastor, es posible que en la mente de muchas personas fluyan ideas de que éste es un “superhombre”, dotado de grandes poderes»
Ellos ejercen el ministerio y guian el rebaño hacia donde el dueño de la obra le dirija, llevando una gran responsabilidad sobre sus hombros, la cual puede cumplir gracias a la ayuda de Dios. Por ello debe mantener, sostener y cuidar el rebaño, convencido de que luego tendrá que dar cuenta al Señor del mismo.
Esto no lo hace ni mejor ni peor, ya que es uno mas en la viña del Señor, que al igual que los demás hermanos necesita tener acompañamiento, y podríamos decir que mucho más que otros, en cuanto a que tiene más responsabilidad; por lo cual entiendo, que el pastor necesita un espacio en el que pueda canalizar todas las afecciones que ministerialmente pueda sufrir y recibir; así como aliento y fortaleza para continuar hacia delante en esta gloriosa obra.
Ellos son seres humanos que necesita atención. Necesita ser cuidado y atendido por otros que igual que el militan en la obra del Señor, necesita una “mano amiga” que le de un soporte, un oído que aparte de el de Dios, le escuche, una persona que le pueda acompañar en una necesidad de oración, alguien que se preste para estar a su lado, alguien con quien pueda contar, alguien a quien pueda tenerle confianza para compartir sus necesidades ministeriales, y emocionales.
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