La Virgen Maria, o la de la Altagracia si esa misma que está en Higuey… no es patrona mía, y me desligo en el nombre de Jesus, cuando dicen la patrona de los Dominicanos… Safaaaa !!! pues soy Dominicano. Pero ella no es mi patrona.
Veamos lo que dice la biblia, suya (sea usted Católico, Mormón, Testigo de Jehová, Evangélico, Mita en Aarón, Presbiteriano, Satanista, Del G12, de movimiento de la nueva era, del movimiento de la prosperidad, Adventista, la que sea) y la mía,
EXODO 20: 3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. 4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.
No esta hablando solo de la imagen de un paisaje, sino de la intension del corazon con que se hace esa imagen, con la intension de inclinarte a ella, honrrarla creyendo que es Dios o igual a Dios
En el mundo y a través de los siglos, en diversos países, se han documentado alrededor de 300 apariciones de la virgen María. Unas han sido declarado como aceptadas oficialmente por la Iglesia Católica mientras que un gran número forman parte de las tradiciones de cada pueblo y ciudad. De hecho, el santuario de la Guadalupana en México, atrae anualmente 20 millones de turistas y devotos; el santuario de Lourdes, en Francia, a 5.5. millones de católicos; la Madona Negra de Polonia, a 5 millones de peregrinos; la imagen de Fátima, en Portugal, a 4.5 millones de devotos, entre otras.
Pero, ¿puede acaso aparecer María aquí y allá trayendo mensajes? Al remitirnos a lo que enseña la biblia debemos responder con un categórico y rotundo NO. ¿La razón? María, pese a la insistencia en el plan salvífico de Dios para la humanidad, debió morir como todo ser creado.
El rey Salomón explicó: “Pues los que viven saben por lo menos que han de morir. Pero los muertos nada saben, ni siquiera tienen memoria. Todo lo que hayan hecho en vida—amar, odiar, envidiar—es cosa remota y ellos en nada participan aquí en la tierra. Haz bien todo lo que emprendas, porque en la muerte, a la cual vas, no hay trabajo, planes, saber ni entendimiento.”(Eclesiastés 9:5, 6, 10, Nueva Biblia al Día)
También el profeta anota que: “Aquél que comete maldad es el que muere”(Ezequiel 18:20 a, Nueva Biblia al Día), refiriéndose a que no hay mortal que no peque y, por tanto, que conserve el grado de inmortalidad.
No hay registro Escritural de que la virgen María haya sobrevivido al proceso natural de envejecimiento y muerte que experimentamos todos los seres humanos. La Biblia es clara cuando enseña que sólo el Señor Jesús es el “…único inmortal…”(2 Timoteo 6:16, Nueva biblia al Día).
Aceptar que María virgen, además de no padecer muerte es hoy corredentora, abogada y mediadora ante el Padre celestial, es una negación del plan redentor de Dios ya que, de acuerdo con la Palabra: “Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los seres humanos, Jesucristo hombre. Él dio su vida en rescate por todos…”(1 Timoteo 2:5, 6, Nueva Biblia al Día)
Por lo anterior, es abominación aquella proclama que acuñó el movimiento mariano en nuestra sociedad: “A Jesús a través de María”. El único mediador y Salvador delante de Dios Padre, es Su Hijo Jesucristo.
Un poco de historia
El engaño que busca visibilizar y posicionar a la virgen María proviene de la Iglesia Católica. En 1854 el Papa Pío IX declaró el dogma de la “Inmaculada Concepción”, según la cual María virgen por los méritos de su hijo, fue preservada del pecado original desde el momento en que fue concebida en el vientre de su madre Ana, lo que contradice por supuesto, la enseñanza de la Biblia (Cf. Romanos 3:10; 3:23).
Esta afirmación preparó el camino para que en 1950 el Papa Pío XII declarara la “Asunción de María”, como un dogma católico.
Sólo hay tres casos sustentados por la Biblia de seres creados que experimentaron dicha asunción: Enoc, Moisés y Elías (Cf. Génesis 5:24; Judas 9; 2 Reyes 2:1).
¿De dónde viene María como Reina del Cielo?
Para comprender de dónde viene la designación de María como Reina del Cielo, es necesario remontarnos en los siglos. La figura y adoración de la virgen María está asociada con la antigua exaltación de Astoret, conocida como la deidad del amor, la pasión sexual y dadora de la vida y de la muerte. ¿De dónde viene Astoret? Cus, era el hijo mayor de Cam que a su vez era hijo de Noé. En tiempos antiguos a Cus se le conoció como Bel o Caos. Fue él quien impulsó la fundación de Babilonia, donde llegó a ser adorado como dios.
La Biblia dice que “Cus fue el padre de Nimrod, que llegó a ser el primer guerrero muy famoso. Con la ayuda del SEÑOR llegó a ser un cazador muy valiente. Por eso, se hizo popular decir: <<Tan valiente como Nimrod, quien llegó a ser un excelente cazador porque el SEÑOR le ayudó>>. Las ciudades más importantes de su reino fueron Babel, Érec, Acad y Calné. Todas estas ciudades estaban en la región de sinar.”(Génesis 10:8-10, Nueva Biblia al Día)
Nimron fue, de acuerdo con los registros históricos, alguien rebelde y propenso al juicio. Promovió la oposición contra su padre y emprendió una guerra contra los pueblos más próximos. A Semiramis (luego Astoret) se le conoce por su parte como madre y a la vez esposa de Nimrod. La representación que hicieron de ellos en Egipto se materializó en la imagen de Isios y Osiris, una madre y un hijo. A Nimron se le conoció en otras culturas como Ninus o Tamuz. Coincidencialmente el 25 de diciembre, que los cristianos celebramos la Navidad, es atribuido desde hace muchos siglos a la celebración del nacimiento de Tamuz.
La imagen de Nimrod y Semiramis la presentaban en las culturas antiquísimas como una madre cargando en sus brazos a un niño. ¿Le suena familiar con María y Jesús en la representación que se ha popularizado tanto? Ahora, entre los múltiples nombres como llegó a ser conocida Semiramis, madre de Nimrod, se cuenta la de “Reina del Cielo”, que es la designación hecha por la Iglesia Católica para la virgen María.
Conforme pasó el tiempo y se fueron desdibujando los hechos en la historia, se tejió la leyenda de que Nimrod, el hijo y esposo de Semiramis, había sido concebido milagrosamente, y a Semiramis se le llamó además la Reina del Cielo y Alma Máter (que traduce Madre de Vida).
A través del tiempo la “Reina del Cielo” recibió adoración, como lo relata el profeta en el momento en que los israelitas adoradores de este demonio que ha estado presente a lo largo de la historia, respondieron a un llamado que les hiciera a la fidelidad a Dios: “¡No vamos a escuchar los falsos mensajes que dices de parte del SEÑOR! Haremos lo que se nos antoje. Ofreceremos perfumes agradables en honor a la Reina del Cielo y le sacrificaremos cuanto nos plazca, igual que lo hicimos nosotros, y nuestros antepasados, y nuestros reyes y príncipes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén; porque en aquellos días teníamos abundancia de alimentos y estábamos bien acomodados y felices”(Jeremías 44:16, 17. Nueva Biblia al Día)
El culto a Semiramis y su niño-esposo Nimrod fue equiparado por los cristianos al culto que se le rinde a la virgen María (conocida por ese motivo como Reina del Cielo). El investigador Alexander Hislop indica que “La Reina del Cielo de uno de los sistemas (el promovido por las culturas paganas) es el mismo que del otro (el católico)… La Madona Romana y la Madona Babilónica son la misma cosa”(Libro Las Dos Babilonias, Alexander Hislop, pps. 82, 83, 85)
¿Qué podemos decir de las apariciones de la virgen?
No podemos discutir las apariciones, pero no provienen de la madre terrenal del Señor Jesús, María, sino que son el producto del obrar demoníaco. El diablo engaña a través de esas manifestaciones. Lo hizo con Eva, en el huerto del Edén. ¿Lo recuerda? La Biblia enseña que “La serpiente, que era la más astuta de los animales del campo creados por Dios el SEÑOR, se le acercó a la mujer y le preguntó:–¿Es verdad que Dios no les permite comer de ningún árbol que hay en el jardín?…”(Génesis 3.1, Nueva Biblia al Día). Observe que el demonio se materializó en el cuerpo de la serpiente y habló.
Vamos ahora al episodio de la adivina de Endor, cuando el rey Saúl se vio asediado por los filisteos. Desechando a Dios fue en procura de ayuda sobrenatural. Pidió a la hechicera que invocara al espíritu del profeta Samuel, muerto tiempo atrás, para consultarle qué hacer: “Cuando la mujer vio a Samuel gritó a Saúl:–¡Me has engañado!¡Tú eres Saúl!.—No tengas miedo—le dijo el rey–. ¿Qué es lo que ves?–.—Veo una forma nebulosa que sube de la tierra–, dijo ella…–. Saúl comprendió que era Samuel y se inclinó delante de él.–¿Por qué me has molestado haciéndome volver?–, preguntó Samuel a Saúl.”(1 Samuel 26.8-15, Nueva Biblia al Día)
¿Quién habló a través de la mujer haciéndose pasar por el profeta Samuel? Si la Biblia dice que los muertos nada saben (hasta el momento de la resurrección cuando daremos cuenta a Dios de nuestros hechos), no hay duda que aquella supuesta personificación de Samuel no era otra cosa que manifestación de demonios. Si el diablo puede hacer eso, ¿a quién entonces atribuimos las apariciones de María? No se necesita ser biblista para tener una respuesta sencilla pero clara y contundente: a los mismos demonios.
En la religiosidad idolátrica prevaleciente en la sociedad, despierta curiosidad y en cierta manera credibilidad el que “aparezca” la virgen María con un mensaje para todos sus devotos.
El apóstol Pablo alertó a los creyentes del primer siglo y a nosotros hoy sobre los engaños del enemigo: “Pero temo que de alguna manera, engañados, se aparten de la pura y sincera devoción a Cristo, como se apartó Eva cuando la serpiente la engañó”(2 Corintios 11:3, Nueva Biblia al Día)
Debemos estar alerta: La Reina del Cielo no es otra cosa que manifestaciones de demonios, que utilizan la imagen de la virgen María para hacer sus famosas “predicciones”. Darle crédito a tales anuncios es dejar que el mismo Satanás nos engañe, pese a que hemos sido claramente advertidos por las Escrituras.
¿Qué hacer entonces?
La Biblia advierte claramente: “No te harás ídolos ni imágenes de nada que esté en el cielo o en la tierra en lo profundo del mar. No te inclinarás delante de ninguna imagen ni la adorarás, porque yo el SEÑOR tu Dios, soy muy celoso, y no compartiré con otros dioses la honra que me pertenece… ”(Éxodo 20:4, 5, Nueva Biblia al Día)
Si entiende por las Escrituras el enorme peligro que encierra la adoración a la virgen María, Reina del Cielo, es hora de que renuncie a todo contacto o atadura con dicho culto en el nombre del Señor Jesucristo. En oración, renuncie a las prácticas y adoración que hasta el momento ha profesado.
La doctrina mariana no tiene fundamento bíblico y es el producto de doctrinas humanas, conservadas y avivadas a través de los siglos por los Papas y las tradiciones católicas; por ese motivo, si tiene amuletos, imágenes o algún cuadro de la virgen María—sólo si considera que la Escritura ha hablado a su corazón—deshágase de ellos.
Recuerde que solamente a Dios debemos profesar adoración. Es un Dios celoso, que reclama la honra y gloria que sólo a Él le pertenece.
Gracias: pastorfernandoalexis@hotmail.com
Deja una respuesta